Historia de John
Chicago, Illinois
Veterano de las Fuerzas Aéreas, marido y padre que disfruta de dar largos paseos con su esposa de 31 años.
Detalles del procedimiento:
Edad durante el tratamiento: 78
Médico: Dr. Kyle Hogarth
Hospital: Centro Médico de la Universidad de Chicago
Fecha del procedimiento:Abril de 2019
Seguro: Blue Cross Blue Shield
La vida antes de las válvulas Zephyr®:
Fui un niño muy sano. Jugaba al fútbol, al baloncesto, al béisbol, practicaba natación, atletismo y muchos otros deportes. En 1959, entré en las Fuerzas Aéreas. No fumaba cuando llegué, pero una vez estás dentro, «los paquetes vuelan». Si antes no fumabas, ya estabas perdido. Así que sobra decir que la gran mayoría comenzamos a fumar. Cincuenta y cinco años después dejé de fumar, pero la EPOC y el enfisema ya se habían hecho con mis pulmones.
«Estaba en muy buena forma excepto en este sentido. Solíamos caminar casi 5 km un par de veces a la semana, pero después le agotaba el mero hecho de subir las escaleras. Ya no podíamos salir a montar en bici. Estaba afectando mucho a nuestra calidad de vida y me preocupaba bastante nuestro futuro». – Amy, esposa de John de 31 años.
Hace aproximadamente ocho años, cogí un resfriado y, antes de darme cuenta, se había agravado muchísimo. A partir de ahí, todo siguió yendo cuesta abajo. Pasé de ser aquella persona activa y saludable a verme luchando por respirar con las tareas más sencillas. Ya no podía seguir montando en bici. Hasta trabajar en el jardín me resultaba difícil. Intentaba quitar las malas hierbas y cortar el césped, pero tenía que ayudarme del inhalador y parar a descansar cada dos por tres. Cada vez que tenía que parar a coger aire, pensaba «este podría ser mi último aliento». Lo cierto es que, tanto a mi esposa como a mí, nos asustaba.
Todavía no me habían puesto oxígeno, pero me iba desanimando conforme me veía empeorar. El año pasado, durante un viaje, acabé en urgencias con tratamiento respiratorio. Mi médica, la Dra. Cressa Perish, me derivó al Dr. Steve White del Centro Médico de la Universidad de Chicago. Me dijo que «iba a seguir empeorando». Le dije que estaba preparado para probar otra cosa, aunque fuese una opción más novedosa.
En 2019, el Dr. White me presentó a su colega el Dr. Kyle Hogarth, que había estudiado las válvulas Zephyr recientemente aprobadas por la FDA. Cuando el Dr. Hogarth me explicó cómo funcionaban las válvulas, supe que estaba completamente preparado para probarlas. Tenía que hacerme algunas pruebas para confirmar si era un candidato adecuado, pero tenía la esperanza de que este tratamiento podría devolverme parte de mi vida anterior.
La vida después de las válvulas Zephyr®:
Fui el paciente número 16 tratado con las válvulas Zephyr en el Centro Médico de la Universidad de Chicago. El procedimiento se desarrolló sin problemas. Tuve algunas molestias y dolor, según lo previsto, pero cuidaron muy bien de mí durante los tres días que estuve ingresado.
Justo un mes después, ya podía respirar más hondo y no tenía que luchar tanto contra esa dificultad para respirar que ya se había convertido en algo rutinario. En apenas unos meses, he logrado una mejora del 20-25 % de la función pulmonar. Ya casi no necesito utilizar el inhalador. Ya casi no necesito utilizar el inhalador.
Las válvulas no son una cura, pero han conseguido bloquear la parte dañada de mi pulmón para que las que están más sanas puedan funcionar mejor y, sin duda alguna, noto la diferencia.
Ahora mi esposa está mucho menos preocupada. Hemos vuelto a nuestros paseos diarios en bici, hacemos largas caminatas e incluso hemos podido hacer algún viaje de distancia considerable. En primavera, condujimos durante 14 horas de vuelta a casa desde Connecticut a Chicago. Antes de tener las válvulas eso habría sido imposible. Sencillamente, no habría tenido fuerzas.
No me sentía tan bien desde que tenía 50 años. Es como si me hubieran dado otra oportunidad de vivir. Voy a compartir mi historia para que otras personas que estén luchando contra esta enfermedad conozcan esta opción y puedan albergar esperanza también.