Historia de Nancy:
Grand Rapids, MI
Tía abuela de 21 sobrinos a la que no le gusta perderse ni uno de sus eventos y encuentros deportivos.
Detalles del procedimiento:
Edad durante el tratamiento: 69
Médico: Dr. Gustavo Cumbo-Nacheli
Hospital:Spectrum Health Butterworth Hospital
Fecha del procedimiento: Marzo de 2019
Seguro: Medicare
La vida antes de las válvulas Zephyr®:
Antes del enfisema, tenía una vida activa: montaba en bici, viajaba, bordaba, leía e incluso disfrutaba de paseos en lancha. Me he criado navegando y yendo de acampada, y mi familia sigue saliendo a menudo a navegar por el lago Míchigan.
Con el paso de los años fui manifestando síntomas de problemas respiratorios, pero no fue hasta los 54 años que visité a un neumólogo y me diagnosticó EPOC y enfisema graves. Justo dos años después me declararon incapacitada.
La medicación me ayudó a estabilizar la enfermedad, pero también tuvo que ver el hecho de no trabajar y de llevar un control mucho mayor de mi día a día. Básicamente, podía descansar siempre que lo necesitase.
En mayo de 2014, a mi marido le diagnosticaron cáncer de pulmón. Falleció en noviembre de 2017. Después de aquello tuvimos que ingresar a mi madre en una residencia y ella falleció también a principios de 2018. Yo fui la albacea testamentaria. Durante aquellos años tan duros, mi enfermedad se agravó. Comencé a necesitar mucho más oxígeno y llegué al punto de no poder hacer nada sin él.
Tuve que limitar considerablemente todo lo que me gustaba hacer, como navegar y cualquier otra actividad social. Aunque fuese a algún evento social, ya no lo disfrutaba igual. Todo suponía un esfuerzo inmenso y siempre tenía que llevar puesto el oxígeno.
La carga mental y emocional fue enorme para mí, pero también afectó a mi familia, que se preocupaba mucho por mí. Mis hermanas no me quitaban ojo, sobre todo desde que mi esposo falleció. Una de ellas me comentó que tenía que hacerme con un Apple Watch, cosa que hice, porque avisa a los médicos si tengo una caída.
Un día estaba viendo las noticias en la televisión y vi al Dr. Cumbo hablando sobre el procedimiento. Tuve claro que quería probarlo cuanto antes. En mi siguiente cita con la neumóloga, me hizo un TAC y se lo envió al Dr. Cumbo. Tenía que hacer algo y esto era muchísimo menos invasivo que la cirugía. Llevaba años esperando a que apareciese algo así.
La vida después de las válvulas Zephyr®:
Fui la segunda paciente del estado de Míchigan en recibir el tratamiento. El procedimiento se desarrolló sin problemas. Aproximadamente un mes después de terminarlo, pudo verse en un TAC que una válvula se había movido, así que lo solucionaron y me pusieron una más.
Tardé algún tiempo en notar la diferencia, pero ahora las mejoras son realmente increíbles. Cosas tan sencillas que se dan por sentadas, como darse una ducha y secarse sin tener que luchar por respirar. Ahora, puedo hacer la cama sin tener que pararme a descansar.
Sigo yendo a rehabilitación pulmonar dos veces a la semana. Comencé a ir en 2002 y para mí es sumamente importante. Desde que tengo las válvulas, me han reducido el oxígeno de 3 a 2 litros y he aumentado mi velocidad en la cinta de 1,7 a 2,7 km/h. Mis enfermeras de rehabilitación dicen que las diferencias que ven en mí tras el procedimiento son evidentes.
A otros pacientes les diría que es muy importante que cada uno vaya a su ritmo. En mayo noté que me sentía mejor y me excedí, pero ahora me estoy atreviendo a hacer más cosas. Voy al supermercado sin llevar el oxígeno, quito malas hierbas en el jardín. Estoy dando pequeños pasos que, en realidad, suponen todo un reto porque son cosas que no era capaz de hacer hace apenas unos meses.
Tengo una actitud positiva y me centro en lo que puedo hacer ahora, no en lo que no puedo hacer. Hace poco fui con mi sobrino nieto a un partido de béisbol de los West Michigan Whitecaps. Significó mucho para mí poder ir y no habría sido posible de no haber tenido las válvulas.
Este año me he marcado varios objetivos. Mi sobrino nieto juega al fútbol americano para los Catholic Central Cougars. Este año me encantaría poder ir al campo y sentarme en las gradas de nuestro equipo, en lugar de tener que quedarme en las del equipo visitante como hasta antes de tener las válvulas porque la distancia era menor. Me gustaría llegar a los 4 km/h en la cinta. También sería genial poder viajar más y visitar Occidente.
Si no hubiera visto esa historia en las noticias, nunca habría conocido este procedimiento, así que me alegra mucho compartir mi caso y dar a conocer esta opción a otras personas. De hecho, dos personas con las que voy a rehabilitación ya se están informando sobre el procedimiento.